¡No más abuso!
Cuando la violencia en la casa de mis padres, y el abuso físico y emocional que me causaba, pensé que al casarme todo terminaría. Sin embargo, cuando nacieron mis hijos y él empezó a beber, me di cuenta de que ya no estaba bien allí y le dije que me iría, que no podía vivir así. Estaba tratando de escapar de ese ambiente, pero me amenazó con que no me iría con mis hijos, que se quedarían con él. Fue entonces cuando miré mi prisión con la llave en la mano porque no sabía cómo resolver ese problema, pero los niños estarían conmigo y mi salud empeoraba. Más tarde, a pesar de ser profesional en Cosmetología y tener mi propio negocio que me hacía feliz, seguía siendo infeliz en casa, sintiendo que no había resuelto nada.
Después, fui a los Estados Unidos cuando mi salud se estaba deteriorando, pero tuve que llevar a todos conmigo porque no podía dejar a los niños atrás. Desafortunadamente, mi situación empeoró más tarde porque el alcoholismo de mi esposo no se podía controlar y ya no estaba dispuesta a soportarlo. Cuando se dio cuenta de que ya no podía controlarme, una noche amenazó con matar a los niños y a mí. Me di cuenta de que esas palabras no podían quedarse en el aire, así que busqué ayuda porque no iba a arriesgar más la vida de mis hijos. Gracias a la intervención de la policía, pudimos salvar nuestras vidas, y gracias a Dios, pudieron lograr sus metas de ir a la universidad y ahora vivir en paz. Cuando se ama, estoy abarcando de lo que estoy hablando, la esencia de lo que trata la historia.
-- Ofelia Avellaneda