Aquiluela Un País Que Pudo Ser... y No Fue
Las vicisitudes de nuestros personajes discurren y se entrelazan en un determinado periodo de la historia de un país mítico, que tan mítico no es: Aquiluela. Es el relato del derrumbe de muchas utopías y muchos sueños. En ese país se demuestra, una vez más, que sueños y utopías son buenos para los filósofos y los poetas, pero se convierten en pesadillas cuando de ellos se adueñan políticos que intentan convertirlos en realidad. Y la realidad es que el hombre es naturalmente egoísta. El egoísmo, nos guste o no nos guste, es el motor de la vida y de la historia, al mismo tiempo en que, a pesar de ser considerado innoble, puede sublimar su propia naturaleza. Es por tal razón que el egoísmo se puede, y se debe, reglamentar y canalizar, siendo imposible suprimirlo: si se intentara hacerlo, los resultados serían nefastos. Aquiluela es un ejemplo emblemático de esta verdad. En ella la naturaleza humana se desnuda en toda su desnudez y el hombre se nos revela con toda su carga de virtudes nobles y de pasiones ominosas: ángel y demonio, héroe y villano, generoso y avaricioso, gigante y enano, todo coagulado en el mismo ser. Aunque es menester reconocer que hay quien es más ángel que demonio y quien más demonio que ángel.
-- Salvatore Luca