Caballo Negro
Mis padres corrían de pueblo en pueblo tratando de alcanzar la vida que por mucho les ganaba la carrera, por un tiempo vivimos en una casa en un pueblo olvidado en la cordillera con un patio grande dónde empezaba la selva montañera adornada de barrancos, abismos, picos de montañas y poderosas tempestades. Yo era un niño enfermo de estatura baja y tan delgado que ninguna ropa me quedaba, a falta de galenos y medicamentos, fama tenían los brujos y yerbateros con supuestos poderes sobrenaturales, pero fue mi abuelo el único chamán capaz de romper el conjuro que amenazaba mi existencia y quien además me preparó para continuar el viaje por la vida. Conocí maestros del alma, de las emociones del pensamiento que moldearon mi carácter, mi personalidad, mi hacer, pero también fueron los maestros del combate y la bohemia quienes completaron la estructura del guerrero que se requiere para enfrentar la batalla más compleja de la vida, a mí mismo.
-- David Rondón