La Joven de los dos Toyotas
La Joven de los dos Toyotas, encarnada en Mariana Portorreal, rompe con el anonimato y escala a la más alta posición de su país.
Mariana Portorreal es una joven, que recién nacida, es abandonada por su progenitora en un basurero; rescatada de las alimañas que la atormentaban, por manos misericordiosas, pero no liberada del infierno que se avecinaba, ya que lo sucedido en su niñez, solo era el preludio de lo que pasaría en su adolescencia. En busca de su liberación, cae en el mundo de la prostitución, cuando apenas se encamina a cumplir doce años de edad; amparada por dos jovencitas, también menores de edad, que la instruyen sobre cómo debe comportarse con los clientes. Las tres, más tarde, en la profundidad del laberinto en el que estaban sumergidas, se unen como un solo cuerpo, a luchar juntas frente al dolor y el sufrimiento que las iban consumiendo lentamente. Sin embargo, Mariana supo aprovechar dos manos amigas que vinieron a su encuentro, al ser escuchada por el Dios, a quien ella clamaba constantemente, pidiéndole que la sacara a ella y a sus amigas de ese mundo cruel que venía consumiéndolas. Mariana se convierte, tal vez en la pecadora más creyente. Y el Dios a quien ella pedía clemencia no solo; le brinda la oportunidad, de pasar por la experiencia de ser una sobresaliente estudiante, y próspera empresaria, si no una exitosa legisladora y extraordinaria candidata presidencial de su país, saltando desde la mas paupérrima situación humana, hasta la figura principal de su país, y con ello arrastrando a sus amigas y hermanos, convirtiéndolos, especialmente a sus amigas en relevantes, personas ante la sociedad.
-- Andrés Melo Medina